La crisis de Samsung con su nuevo smartphone “Samsung Galaxy Note 7”


El 19 de agosto de 2016, la marca coreana Samsung, saca al mercado el nuevo y novedoso Galaxy Note 7, al principio cosechan éxito tras éxito por su innovadora pantalla curva, su batería y los colores tan fascinantes que acompañan al teléfono, pero el 11 de octubre de ese mismo año el teléfono se disipa del mercado, obligan a la marca a retirarlo debido a un fallo gravísimo, sus baterías explotan.

Desde el momento en que se detectaron los primeros fallos con el Samsung Galaxy Note 7 en forma de repentinas explosiones de sus baterías todo se convirtió en un lío de relaciones públicas lo suficientemente grande como para que Samsung no pudiera descartar el problema. De esta forma la compañía hizo lo único que podía hacer, optar por una decisión igual de arriesgada que responsable e iniciar el programa de recogida de todos los Note 7 vendidos, cerca de 3.000.000 de unidades.
El 2 de septiembre de 2016 Samsung suspendió oficialmente las ventas y ofreció a los usuarios cambiar su Galaxy Note 7 por un Galaxy S7 Edge, ya que se trataba de piratería, esto les supuso la perdida de mil millones de dólares en reemplazar cerca de 2 millones de dispositivos antes de la suspensión. 
Meses después de iniciarse el programa de recogida del Samsung Galaxy Note 7, el fabricante coreano ha anunciado finalmente dónde se encuentra el origen de los problemas del Samsung Galaxy Note 7, mediante una rueda de prensa donde se ha publicado un vídeo con las explicaciones de la compañía, además de una disculpa y una breve historia de fondo.
Finalmente el origen de los problemas encontrados en el Samsung Galaxy Note 7 se encuentra en el diseño del dispositivo, que afecta directamente a la batería integrada en el smartphone. El diseño interno del dispositivo y el escaso espacio del que disponía la batería para expandirse ha sido el principal problema del Samsung Galaxy Note 7. Activar el Modo Seguro no funciona en este móvil Samsung.
A esta conclusión se ha llegado tras analizar concienzudamente más de 200 mil dispositivos de forma exhaustiva, comprobando antes posibles anomalías de la característica con respecto a la resistencia al agua, la carga rápida, la carga inalámbrica, el escáner de iris, el software y el USB Tipo C. Ninguna de estas pruebas internas de Samsung mostró ningún problema.
Y a partir de aquí Samsung volvió a hacer las cosas bien. Primero con una investigación profunda y detallada de lo sucedido. Segundo, con una explicación exhaustiva a los medios, avalados por tres investigaciones independientes externas que llegaron a las mismas conclusiones. Y además al final el problema fue de las baterías y no del diseño agresivo del terminal (como se sospechaba al principio), con lo que sus ingenieros quedaron exonerados.
Sin embargo parece que con la presentación y de nuevo éxito de crítica y público del Samsung Galaxy S8 (se estiman unas ventas durante este año de 45 millones terminales) ha hecho que las cuentas de Samsung presenten un trimestre récord de beneficios (10.618 millones de euros). Los problemas financieros del Note 7 son cosa del pasado.


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